5 ago 2010

postheadericon El que quiera entender que entienda

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Estoy en el barco del Italpark, en ese juego que es como un túnel que tenés que cruzar y no caerte mientras todo se mueve en círculos… Ahora pienso, ¿qué carajo hace un túnel en un barco? Bueno, por ahí no era el barco, por ahí ni era el Italpark. Es un sueño, no todo tiene explicación.

Lo cruzo, del otro lado está este hombre enorme. Yo sólo sé que vino para verme un ratito y que tiene que volver con su mujer que lo espera arriba. ¿Arriba de qué? No sé. Pero pienso todo el tiempo que se va, que se está por ir, que no se puede quedar conmigo. Que yo lo quiero para mí, que quiero que me abrace. Me desespero.

Después estoy sentada sobre sus piernas, de costado, como una nena. Y claro, finalmente me doy cuenta de que es mi abuelo. Lo abrazo fuerte y le digo –Sin vos no existe la paz. Entonces me despierto y lloro acongojada, así como cuando te falta el aire. Lloro por él, por mí y por todo lo demás.
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7 retorcidos me contradicen:

Martín dijo...

Yo quiero, pero no entiendo.

El Mostro dijo...

¿Quién no extraña a un abuelo? Que sueño, que feo despertar.

Abrazos mostros.

Blonda dijo...

Oh, qué lindo que vuelva la imagen del abuelo y su olorcito a colonia.
Aunque sea en sueños...

besotines mínimos!

Ro dijo...

Pufff..

Imagínese que yo alterno entre una noche sin dormir y una llena de sueños extraños. De imágenes, de olores, de cosas que fueron, de otras que nunca fueron pero me hubiera gustado que sí.

Pequeñita, trate con todas sus fuerzas de abstraerse del mundo y buscar esa paz que a todos nos hace falta. Llénela de colores, de burbujas, de música, de kokeshis, de abrazos. Construya su paz. Y dibuje a su abuelo en el mismísimo centro de su universo, que le va a venir fantástico.

Un beso grandote (yo los aprendí del susodicho, usted recuerde los de su abuelo y sea feliz, que está bueno).

Anthoyne dijo...

Mi cerebro, escueto y famélico no rememora mi niñez...mi abuelo permanece en mi mente de día, en mis recuerdos...como quisiera que se materializara en sueños.

Te envidio taponcito de chocolate!.

DUTRi dijo...

Hola, cómo va!

Cada tanto algún abuelo nos viene a ver un ratito, una visita fugaz, pero que nos hace muy bien, así como los juegos del italpark, por lo menos los que no volaban por los aires, cosas que están con nosotros, partes nuestras, así como las lágrimas y los sentimientos por los que como en una montaña rusa transitamos esta vida.

Besos, Mínima

vero mariani dijo...

uuuuy. a veces llorar esta bueno.

Soy inocente

A veces yo soy yo.
Y lo que digo es mi disfraz.

Todo lo que escribo en este blog puede no ser correcto, exacto, real o actual. Ante cualquier duda: niego todo, pido careo.

Hablas de mi?

Heme aquí llegada a los 30 años y nada se aún de la existencia. Lo infantil tiende a morir ahora pero no por ello entro en la adultez definitiva. La idea ya no me parece tan imposible. Tampoco renunciar a ser un ser excepcional (aspiración que me hastía). Pero aceptar ser una mujer de 30 años… Me miro en el espejo y parezco una adolescente.
Muchas penas me serían ahorradas si aceptara la verdad.
A. Pizarnik

Lo dice Yoda...

Size matters not. Look at me. Judge me by my size, do you? Hmmmm?. And well you should not. For my ally in the Force. And a powerful ally it is. Life creates it, makes it grow. It’s energy surrounds us and binds us.

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mínimo, ma. (Del sup. de pequeño; lat. minimus). 1. adj. Tan pequeño en su especie, que no lo hay menor ni igual.
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